La predicación forzosamente tiene que girar alrededor de los que escuchan. Por muy bonito que se hable, si no entienden los oyentes o si no se dice nada que afecte la vida de ellos, no se ha hecho nada. ¿Qué pensaría usted de un pescador que saliera a pescar sin pensar en qué clase de peces busca? ¿Qué edificio será el que traza un arquitecto sin pensar en las personas que lo van a ocupar? ¿Qué diríamos de un veterinario que sale por la mañana a trabajar sin saber si va a curar caballos o conejos?
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